La CNT durante el franquismo - clandestinidad y exilio (1939-1975).


Autores: Angel Herrerín Lopez
Editor:
Siglo XXI de España
Copyright:
2004
ISBN:
ISBN84-323-1152-9
Páginas:
468


Sinopsis:
La CNT desempeñó un papel importante en el convulso siglo XX español. Su momento de máximo esplendor tuvo lugar durante la guerra civil, período en el que llegó a contar con cerca de dos millones de afiliados. Sin embargo, ya en los últimos años de la dictadura franquista la CNT había prácticamente desaparecido. Las vicisitudes que condujeron a la central anarcosindicalista a esta situación no han obtenido repuesta hasta el momento.

Este libro analiza el devenir de la organización anarcosindicalista durante los casi cuarenta años de dictadura en nuestro país, y desgrana aquellas situaciones que influyeron en el eclipse cenetista tales como la represión, la actuación de los grupos de acción anarquista, las relaciones de la CNT con el Sindicato Vertical y con otras organizaciones opositoras al régimen, el enfrentamiento entre el interior y el exilio y la evolución ideológica.

Para ello el autor ha recurrido a una importante combinación de fuentes, desde las más de treinta entrevistas realizadas en España, Francia y México, hasta los archivos de instituciones internacionales de las organizaciones políticas y sindicales antifranquistas. Una parte importante de la investigación se basa en fuentes del propio régimen –como los Archivos Policiales, los Archivos de Gobiernos Civiles o el Archivo del Tribunal Militar de Madrid–, algunas de ellas inéditas, lo que ha permitido realizar un primer balance sobre la dura represión sufrida por la CNT.

Analisis:


Un libro polemico pero que aborda cuestiones poco tratadas hasta ahora en la bibliografia libertaria.

Ángel Herrerín nos presenta en esta obra un estudio formalmente bien planteado y documentado sobre el devenir de la CNT durante el franquismo, tanto en el interior como en el exilio.

Después de la derrota en la guerra civil, los militantes cenetistas del interior que no habían sido detenidos intentaron reorganizar la CNT y poner fuera del alcance de las garras franquistas al mayor número de militantes. La represión fue muy dura y uno tras otro fueron cayendo sus Comités Nacionales.

Durante los primeros años de la posguerra se impusieron las tesis colaboracionistas para derrocar al régimen, creían que con la victoria de los aliados en la segunda guerra mundial caería el dictador. Pero, lamentablemente, los aliados no cruzaron los Pirineos y poco a poco se consolidó el régimen.

Por otra parte, militantes exiliados achacaban la pérdida de la guerra y su triste destino a la colaboración política y al alejamiento de los principios anarquistas. Para esta fracción, mayoritaria en el exilio, y alejada con los años de la realidad del país que habían abandonado, era prioritario volver a los principios, tácticas y finalidades del anarcosindicalismo, lo que llevó a una escisión en el exilio que duraría desde 1945 hasta 1961. Tras la reunificación y con la participación de jóvenes libertarios, se creó el organismo Defensa Interior, que tenía como fin asesinar al dictador y desarrollar una acción armada tendente a destruir el régimen. Pero esto no fue posible y desapareció después de varios años de actividad, debido a la conmoción que creó en los medios libertarios el asesinato de dos jóvenes inocentes, Granado y Delgado, por el franquismo. Poco a poco, la organización en el exilio, un sindicato sin actividad sindical, iba perdiendo afiliados, aumentaban las disputas internas y sus militantes envejecían.

En el interior, durante la década de los sesenta, destacados militantes intentaron pactar con el régimen. Este pacto que contenía cinco puntos, daría nombre a este grupo: ?Cincopuntistas?. Las consecuencias del ?cincopuntismo? fueron nefastas para la CNT del Interior: desaparición de la organización clandestina y asimilación por el régimen de estos militantes. A partir de esta maniobra, la CNT desapareció como sindicato de masas en el interior. Sólo existían pequeños grupos de afinidad sin relación entre ellos y la mayoría de los afiliados optaron por el exilio interior.

El autor parece tener simpatía por la fracción posibilista, tanto del interior como del exilio, reconoce finalmente que no supieron articular unos nuevos principios ideológicos sobre los que asentar el sindicalismo que proponían. En sus conclusiones afirma que estas tensiones surgidas durante la dictadura entre heterodoxos y ortodoxos, ya existentes en la CNT desde su origen, son las que explicarían que en la actualidad haya dos sindicatos anarcosindicalistas CNT y CGT.

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La CNT durante el franquismo’, de Ángel Herrerín, investiga el declive del sindicato

Cuarenta años después, muerto ya Franco, poco quedaba del legendario movimiento de Durruti convertido en pasado y relegado a un segundo plano de la vida política de la transición.
Las divisiones internas y el enfrentamiento entre las distintas facciones del anarcosindicalismo, entre quienes se exiliaron y quienes quedaron dentro, entre ortodoxos y heterodoxos, son estudiadas con detenimiento por Herrerín en estas "memorias de una familia política".

"La división interna fue horrible, tremenda. Durante la investigación para el libro me fue imposible sentar a dos personas de 80 años en Toulouse. Hasta ahí llega el enfrentamiento", explica. El historiador argumenta: "Hubo un grupo que no quiso perder el tren de la historia. En los años cincuenta se ponen al frente de organizaciones como la Unión de Fuerzas democráticas, pero las salidas que había se desecharon. Vencieron los más intransigentes: en 1975, Montseny seguía hablando de acción directa. Apostaron por una línea de inmovilismo ideológico. El otro grupo intentaba buscar una salida, pero tampoco encontró el camino ideológico. El paso a lo mejor hubiese sido hacer una organización nueva, pero les dio miedo romper el mito de las siglas". En su estudio, Herrerín ha hecho frente a la lucha "política de la memoria" que las dos facciones de la CNT sostuvieron: "En 1945, los dos grupos quieren demostrar que tienen razón, llega la lucha total por todo. Ambas facciones intentan adueñarse de Durruti, echar marcha atrás. Es la lucha por la memoria".

La dura represión franquista contra el movimiento anarcosindicalista es otro de los temas en los que Hererrín entra de lleno. La elección de nuevos cuadros de mando y la reorganización del sindicato comenzaron en los campos de concentración. Una y otra vez, los cabecillas eran detenidos y la organización interna iba quedando fuertemente diezmada. Herrerín apunta a la imposibilidad de mantener en la clandestinidad una organización de masas, y presenta por primera vez un riguroso estudio de fuentes. En la entrada de anarquistas en 1947 en los sindicatos del régimen, el historiador marca diferencias: "Hay que diferenciar entre los que entraron empujados por sus compañeros y los que se suben al carro de los vencedores. Los cincopuntistas como Lorenzo Íñigo o Francisco Royano, con un largo pasado en la cárcel, son grandes militantes que ven que los comunistas están tomando mucha fuerza en el movimiento sindical. Su anticomunismo les lleva a pactar con los gerifaltes, pero con el régimen es imposible llegar a un acuerdo; son engullidos por la dictadura. Muchos de los que entraron en el cincopuntismo se fueron".

Herrerín habla de la historia de la CNT -"los grandes perdedores"- como del "retrato de un familiar que murió de jovencito", y dice que con su libro ha intentado mostrar "las arrugas, el paso del tiempo". "En la memoria de los españoles están aquellos camiones y en el imaginario parece que lo que ha quedado es la bomba".

Él destaca el estrecho vínculo que el anarquismo mantuvo con la cultura, la importancia que a ella le siguen dando los viejos anarquistas: "El recuerdo de los ateneos literarios donde muchos de ellos aprendieron a leer y el respeto que tenían por la cultura es algo que mantienen".

ANDREA AGUILAR - Madrid
EL PAÍS